¿Sabes cómo afecta la actividad humana al comportamiento del oso?

El biólogo Andrés Ordiz participó en un Congreso en Eslovenia en el que agradeció a la FOA la oportunidad de haber realizado con ellos su tesis doctoral

El XXVI Congreso de la International Bear Association, celebrado en septiembre en Eslovenia, acogió la charla plenaria del biólogo asturiano Andrés Ordiz, centrada en la “Revisión de los efectos de actividades humanas en el comportamiento del oso pardo”. Ordiz incluyó en su ponencia un agradecimiento a la Fundación Oso de Asturias, entidad que le financió hace ya varios años su tesis doctoral, origen de los estudios sobre los que se basó su charla.

En ella, el biólogo asturiano advirtió de que la actividad humana afecta al comportamiento y la dinámica de las poblaciones de animales. “Los animales tienen que dedicar tiempo a vigilar su entorno, lo que supone reducir el tiempo destinado a otras actividades básicas, como la alimentación, por ejemplo, y esto puede llegar a tener efectos negativos en su capacidad reproductiva”, contó ante el nutrido grupo de expertos presentes en Eslovenia.

El Congreso estaba dedicado a todas las especies de osos que habitan en el mundo, si bien la charla de Ordiz se centró en varios trabajos publicados sobre los osos pardos. “La investigación realizada hasta ahora ya ha demostrado, por ejemplo, que las perturbaciones humanas influyen en la selección del hábitat de la especie, a lo largo de su amplio rango de distribución en el mundo”, explicó.

Así, han observado, que los osos seleccionan el terreno más accidentado y alejado de los asentamientos humanos y, cuando están más cerca de núcleos habitados, escogen las zonas con mayor cobertura vegetal. Además, se vuelven más nocturnos cuando comienzan las temporadas de caza, en áreas con mayor densidad de carreteras y, también, después de encuentros ocasionales con personas en el bosque. Asimismo, la actividad humana desencadena respuestas fisiológicas. Por ejemplo, los osos muestran mayores niveles de estrés cuando están cerca de asentamientos humanos, especialmente  en verano, cuando su actividad al aire libre es más intensa.

“Por lo tanto”, concluye Ordiz, “es necesario prestar atención al comportamiento y la ecología de los grandes carnívoros con vistas a favorecer su conservación y gestionar de forma adecuada las actividades humanas en los paisajes compartidos con estas especies”. En ese sentido, el especialista destaca el turismo de observación y apunta a que su gestión “sería más adecuada si tuviese en cuenta la información proporcionada por los estudios de comportamiento y entendiera que hay que evitar cualquier tipo de interacción con estos animales para reducir los efectos negativos”.

Para más información, se puede consultar tanto la web oficial del Congreso https://lifewithbears.eu/conference/ como los artículos publicados en los que se basó la charla de Ordiz http://bearproject.info/publications/ y http://www.cantabrianbrownbear.org/publications/

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